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Relatos para no dormir

En esta nueva seccion escucharas los mejores relatos de miedo que no te dejaran dormir. todos estos relatos los podras encontar tambien en pasarmiedo.com

Nunca la tendrás escrito por Andre 

Hace algunos años por inocencia mas que por otra cosa, hice una extraña conexión digamos demoniaca, durante mucha tiempo tuve extraños sueños, alucinaciones y hasta torturas fisicas donde algo o alguien me punzaba mi columna vertebral mientras tenia esos sueños en donde mis amigos y familiares se convertian en demonios, gracias a mi fuerza de voluntad y fe en Dios logré superar y cerrar esa conexión, yo era solo una niña, pasado el tiempo en algunas ocasiones tengo esos sueños donde alguien me atrapa el cuerpo y no puedo moverme y pasan cosas extrañas en mi casa y alrededor de mi padre quien es una persona que ha tenido muchas experiencias anormales a lo largo de su vida, pero note que solo me pasa cuando algo que me afecta y me entristece grandemente ocurre en mi vida, hace unos meses mi padre sufrió un infarto lo cual me afectó mucho ya que lo amo mas que a nadie, los sueños volvieron y las experiencias extrañas, las voces y las sombras de nadie, juntandose esto con el hecho de que ahora vivo en una casa donde una vez vivio una joven que fue poseída, estando mi padre en el hospital mi mamá fue a visistarlo ya era de noche cuando salió de la casa y nos dijo, a mi hermana y a mi que no le habrieramos la puerta a NADIE, apenas ella salió y cerró el porton la escuchamos llamar a mi hermana muy claramente, cuando yo tenia mi mano en la cerradura para abrir mi hermana me gritó No, No abras! yo le hice caso y solté la llave, nos quedamos esperando a que mi mamá hablara otra vez, pero no lo hizo, obiamente no era ella, era esa cosa que aún quiere tener esa parte tan importante de mi ser y que sin ningun disimulo trata de que yo abra de nuevo esa nunca deseada conexión, en ocasiones oigo gente caminando por la casa, a veces puedo ver sus siluetas, las puertas se cierran, las almohadas se dan vuelta debajo de nuestras cabezas, voces de quien no nos llama lo hacen, en fin un sin numero de fallidos intentos por mortificarnos. Lo unico seguro es que cuando yo fallezca, mi alma estará en el lugar indicado, en las manos de Dios. 

Misa palo

Por razones que no vienen al caso, tuve que viajar a República Dominicana en la primavera del 2001 por motivos laborales. La multinacional para la cual trabajo me buscó un piso en la calle Orquídea, en el barrio llamado Buenos Aires de Herrera. Un barrio muy humilde y pobre, donde cada día se cortaba la luz durante varias horas, donde la gente hace una comida diaria, donde se roba la luz, el teléfono e incluso internet. La empresa me asignó una guía local, que vivía en la misma calle llamada Eridania Guante. Al principio pasaba poco tiempo en el piso asignado. eridania y yo viajamos mucho por la isla: Bávaro, Sosua, Puerto Plata, Montecristi..., viajé por toda la isla durante casi 3 meses.

Percibí el miedo que le tienen los dominicanos a los haitianos, y la curiosidad que sentía por los ritos vudú y todo lo referente a la zombificación hacía que, constantemente, preguntara a Eridania por ellos. Ella esquivaba mis preguntas ya que no le gustaba nada hablar del tema. En Septiembre, me dieron 15 dias de vacaciones, y en vez de venirme a España, o viajar por la zona, decidí quedarme en el piso que tenia en Buenos Aires de Herrera. Aproveché para al final convencer a Eridania de que me hablara del tema, y me contara todo lo que sabía. Al final conseguí que me hablara de todo lo referente, comentándome, que cerca de su casa vivian unos haitianos, y que si me apetecía ir a ver una misa palo, podría llevarme, y que luego hablara con ellos de todas mis curiosidades.

Fue el 9 de septiembre del 2001 cuando, por la mañana me llevó a ver una misa de esas. Una misa que se practica mucho en Haiti, donde, con un ritmo frenético invocan a espíritus de antepasados fallecidos. Me llevó a una cabaña, rodeada de una vaya oxidada. Eridania me presentó a Hurda, una chica de unos 16 años, haitiana, la cual me acompañó dentro, quedándose Eridania fuera. El porche se veía con mucha gente de diferentes edades y alguna que otra botella de ron Brugal de buena mañana. Conforme entraba en la propiedad del comedor salía un ritmo brutal de sonido y gritos acompasados. Algo tremendo. Cuando estuve en la puerta de la casa, logré ver dentro lo que ocurría. La sala estaba llena de haitianos ¿por qué se que eran haitianos? por el color de la piel. El haitiano tiene un moreno quemado por el sol, el dominicano se cuida mucho su moreno acaramelado. Ví a una señora muy mayor, sentada en una butaca, con un puro y una petaca en su otra mano, detrás de ella habrían 5-6 haitianas jóvenes cantando en creolé, sin entender nada de lo que cantaban.

Delante de la mujer mayor tres jóvenes con el torso descubierto, bailaban a un ritmo parecido a la capoeira, pero con gran susto para mi, cuando les vi los ojos del revés, o sea blancos, como si algo les poseiera. Pensé sarcásticamente dentro de mi, de que la marihuana, con el peyote y ron, son mala combinación para una mañana. Giré la cabeza, y entre la multitud busqué con la mirada a Eridania, a ver si estaba fuera, o se atrevió a entrar. Allí estaba, fuera, sin atreverse a entrar. Mientras la miraba vi una niña junto a ella, una niña de unos 7-8 añitos, morenita de piel, que se agarraba a uno de los barrotes de la verja. Noté que me miraba y sonreía. Yo le sonreí y le hice 4 carantoñas. Hurda empezó a explicarme lo que acontecía dentro de la casa, contándome que esa misa se hacía en honor de una familia cercana a esta gente, que había fallecido en una balsera, trantando de llegar a Puerto Rico, lo que aquí llamamos pateras allí les llaman balseras.

Me contaba que con esa misa de lo que se trataba era de que dieran señales de que estaban bien, allá donde estuvieran, y que si algún miembro de esa familia se manifestaba, lo haría mediación de la señora mayor que estaba sentada en su butaca. Parecía curioso todo aquello, la verdad que yo seguía escéptico a todo aquello, pero siempre desde el respeto. Volví a girar la cabeza buscando a Eridania, la cual aun permanecía fuera, en la calle. Le dije a Hurda que ya me iba, que gracias por su hospitalidad y el haberme dejado ver aquella misa palo. Sortee a la gente que permanecía fuera hasta que llegue a Eridania. Me preguntó si me gustó lo que vi. Le respondí que impactante es, pero que bueno, seguía algo escéptico. Pasaron los días, y tras mis días de vacaciones en Santo Domingo donde aproveché para visitar la capital, volvimos al trabajo.

El 13 de octubre fuimos al norte de la isla al hotel Occidental Cayo Levantado situado en la isla "Cayo Levantado"; a sólo 15 minutos en barco de Santa Bárbara de Samaná. La isla cuenta con tres playas de arenas blancas y aguas cristalinas. La naturaleza y la fauna, están protegidas como parque natural desde sus bellos fondos marinos, hasta su camino forestal. A que mala fui.

Llegando a la isla, que serían aproximadamente las 7 de la tarde, estando a unos 200 mts de la costa, logré ver una niña corriendo por la playa, alejándose de lo que es el recinto hotelero. Que casualidad que, sino era la misma niña que vi en Santo Domingo en la misa palo, era su hermana gemela. me dejó un poco tonto, la verdad. Nos dieron una habitación con vista al mismo puertecito donde desembarqué. que tranquilidad reina en esa isla. el pensar que estas en una islita, con un solo hotel, y que tienes toda la islita para ti solo, es una gozada. Bajamos a cenar después de una ducha. Cenamos, dimos un pequeño paseo sin alejarnos mucho del hotel ya que solo está iluminado las inmediaciones del hotel, nos tomamos dos mamajuanas, y nos fuimos a la habitación. Ya acostados, yo me puse a ver la tele, precisamente el canal internacional de TVE, mientras Eridania se quedaba dormida enseguida. Llevaría media hora viendo la tele cuando de golpe se fue la luz, dándome un tremendo susto. Me lenvanté y me acerqué al balcón comprobando que se había ido la luz en toda la isla. Luz eléctrica no llega a esta islita, el hotel funciona con una planta propia de energía, por lo que me extrañó mucho que tardara mucho en volver la luz. Nada, que como no podía coger el sueño, me encendí un cigarro y me salí a la terracita de nuestra habitación. Se veía movimiento de empleados del hotel, supongo que tratando de averiguar donde coño estaba la avería. Aproximadamente serian las 2 cuando vi cerca del puertecito, en la playa, la silueta de una personita pequeña, que, andando se alejaba del hotel. La verdad que ya empecé a ponerme un poco nervioso. ¿ sería la misma niña de la tarde de cuando llegué? y... además eran las 2 de la madrugada. Apagué el cigarro, cerré la puerta de la terraza, y me metí en la cama. No llevaría ni 10 minutos acostado cuando llamaron a la puerta levemente. Pasé de responder y de abrir.

Volvieron a llamar, esta vez un poquito mas fuerte. ¿que hago? ¿me levanto o no? la luz aun no había vuelto. Que llamaran para decirme que la luz no volvería en horas, o que en pocos minutos volvería, me la traía al pairo, pasaba de levantarme. Os lo juro, se me estremeció el cuerpo cuando una voz de niña pronunció mi nombre: "Alfre...." Alfre solo me llaman 4 personas en Valencia, donde vivo. Todo el mundo me llama Alfredo, incluso en Rep. Dominicana nadie me llamo Alfre. Me cagué encima, os lo juro cuando volví a oír mi nombre y como decía "Alfre sígueme...." Desperté a Eridania y asustado intenté contarle lo que me había pasado. Su respuesta: "Alfredo deja ya tu coro y no me relajes mas" (Alfredo déjate de rollos y no me jodas mas). Durante unos minutos nada, silencio, abrazado a la almohada. No pasó ni media hora cuando volvieron a llamar pero esta vez sin nombrarme. Mira, me levanto, y abro.
Abro la puerta, se me eriza el bello ahora mismo mientras lo escribo y compruebo que no hay nadie en el pasillo, levemente iluminado por unas luces de emergencia. A lo lejos oía a una gente hablar sobre la luz, serian trabajadores del hotel. Iba a cerrar la puerta cuando una voz femenina y muy infantil volvía a nombrarme, miré al final del pasillo y allí estaba. Os lo juro, era la niña que estaba en Santo Domingo que aquella misa palo, era la niña que había visto cuando llegaba a la isla, era la niña que había visto un rato antes desde la terraza de mi habitación... Me sonreía y me hacia con la mano que la siguiera. No se, en ese momento no tuve miedo. Supongo que, el que fuera una niña no me impuso tanto miedo. Llegué a pensar que podría hasta ser una broma de mis superiores, que retorcida es la mente humana, no?.

Sí, seguí a la niña, comprobando que se alejaba del hotel, por una senda muy cercana a la playa. Que huevos le eché, de verdad y a que mala hora. Iba caminando tras la niña, a unos 9-10 mts. Hubo un momento que me entró algo de miedo, a ver que la senda se alejaba de la playa, en la completa oscuridad y sin un referente en la orientación. Supongo que "ella" lo notó, porque se giró y me sonrió diciéndome que no tuviera miedo. Al final del breve paseo llegamos a la parte oriental de la isla. La niña cuando salimos a un claro ya en la playa echo a correr hacia...... una barca, donde adivine varias personas subir. Yo ya no seguí. Me quedé observando como la niña subía el la barcaza esa, junto a mas gente. No pude adivinar cuantos iban en esa barcaza. Solo pude ver como en la tranquilidad del mar como se alejaba la barcaza, y como aquella niña se despedía de mi con la mano. Que mal, no sabia que era aquello, no sabia si debía ir corriendo al hotel y contar lo pasado, no sabia si aquello era real o que coño era..., el tema es que me acojoné y mucho al encontrarme solo, a un par de km del hotel. Salí a la playa y , a medio carrera, que al final se convirtió en carrera total e histeria, me encaminé al hotel, adivinando en la lejanía el resplandor del complejo. La avería por fin estaba arreglada. Conforme llegaba al hotel miraba hacia atrás, miraba al mar que lo tenia a la izquierda, miraba a todos los lados....

Llegué a mi habitación, Eridania durmiendo y la tele encendida, me acosté, y nada, desvelado, sin poder dormir. Al día siguiente no fui capaz de contarle nada a Eridania, ni a nadie. Hicimos lo que teníamos que hacer, y nos volvimos a Santo Domingo. Seguí con mi trabajo, y cuando tuve oportunidad busqué a Hurda, la amiga haitiana de Eridania, y le conté lo que me había pasado en Cayo Levantado. Teníais que haberla visto cuando le conté todo lo ocurrido. Solo os digo que se asustó mucho, que se tenía que ir un momento, que le esperara en mi piso, que vendría enseguida. Que mal rollo verla en ese estado, de verdad. Pasaron como dos horas cuando apareció Hurda con la señora mayor que estaba sentada en la butaca en la famosa misa palo. Lizzy se llamaba la anciana, que ya estaba enterada de todo lo que me había ocurrido por Hurda. La señora anciana me cogió la mano, y sentados uno frente al otro y sin soltarme la mano, me contó lo siguiente:
Esa niña que viste era mi nieta Liliana. En el verano de 1998 sus padres, junto a varios dominicanos, haitianos y cubanos, embarcaron al norte de Samaná dirección a Cayo Levantado, para hacer noche en esta islita para luego, en noche cerrada dirigirse a Puerto Rico en busca de mejor vida. De la balsera nunca se supo, dándoles el gobierno dominicano por desaparecidos, como cientos de personas que lo intentan cada año. Sin dejarme de acariciar mi mano, sacó una foto de ella junto a sus padres. Era ella, os lo juro. Era la niña que vi por tres veces. Me enseñó otra foto de la niña solamente, bien arreglada, peinada, la típica foto de pose, con un colgante tribal en el cuello algo curioso.

Mientras miraba las dos fotos y me invadía un ligero nerviosismo por lo vivido, Lizzy dejo mi mano, y mientras Hurda le ayudaba a levantarse, me dijo: " y ella te ha elegido para comunicarse con nosotros" Mira, os lo juro, conforme le di dos besos y se alejó de mi piso, ya estaba yo llamado a Eridania por teléfono, pidiéndole que llamara a Air Europa ( es mas barato de Iberia) para que me sacara el primer vuelo para España. Eridania no entendía nada, y no paraba de preguntarme porqué. Daba igual todo, yo me quería ir de ese país, yo no quería ser ningún portavoz de espíritus ni nada parecido. Llame a mis jefes y les comente que quería volver a España, que ya estaba un poco cansado de ese país después de estar en el mas de 5 meses. (Conforme llegué a España fui despedido, pero no viene al caso).

Eridania me consiguió vuelo para el 4 de noviembre del 2001 a las 17:30 desde el aeropuerto de Las Américas. Subí al avión y conforme despegábamos juraba dentro de mi no volver nunca mas a ese país. Eran 6-7 horas de vuelo, por lo que me quede frito enseguida. A Barajas fue a recogerme mi ex novia. Tras el pertinente abrazo y beso lo típico: "¿como te ha ido? ¿que me has traído?...... qué bonito colgante llevas, si que es chulo...." ¿Colgante?.... Sí, llevaba del cuello un colgante tribal muy cuco, que cuando me quite al verlo fue tal el susto que el grito que di alarmo a la gente que estaba en Barajas. No lo tiré, algo dentro de mi no me dejaba deshacerme de el, de verdad. Era el colgante que llevaba Liliana al cuello en aquella foto que me enseñó Lizzy
Han pasado casi 4 años, y me he decidido a contar lo que me pasó. Nunca me he atrevido a contar esto a nadie, y bajo el anonimato que da internet me he decidido a contarlo. El colgante aun lo conservo, metido en un joyero.

Lo relatado me aconteció en el año 2001 durante un viaje de negocios a república Dominicana. Sólo a mi novia he sido capaz de contar esto. No le encuentro ninguna explicación. He decidido enviárselo a uds por si a otra persona le ha ocurrido algo parecido.


Alfredo


Mañana volvera

La última clase es siempre la peor. El cansancio acumulado durante la mañana finalmente vence nuestras fuerzas y nos oprime contra los pupitres. Hoy ha sido otro día vacío de significados, tal vez porque el gran hueco que deja el autoengaño al desvanecerse no puede ser ocupado por las pasajeras afectividades cotidianas.


El profesor expone en voz alta su interesante monólogo sobre la lógica kantiana. Al igual que los escritores, los filósofos son seres curiosamente extraños. Todos parecen escandalizarse ante la simplicidad del monótono ciclo de la vida y, para evitar la desesperación, dedican su tiempo a la creación de posibilidades razonables, mundos paralelos, complejas interconexiones conceptuales de difícil comprensión, realidades no acontecidas y toda una extensa gama de metafísicas ridículamente humanas; como si lo que es pudiera adentrarse un poquito en lo que jamás podrá llegar a ser. Aquel que no reconoce sus límites está irremisiblemente condenado a chocar contra ellos, y los ahogados bufidos de la clase parecen confirmar lo que pienso.


Al mirar por la ventana puedo captar la fluctuación de memorias olvidadas, sin sentido ni rumbo en el subconsciente. El aire dobla las malas hierbas que crecen junto al edificio y el cielo parece cubierto de ceniza; es muy probable que llueva.


Estoy empezando a sentirme mal. La cabeza me da vueltas, las formas parecen desdibujarse en manchas difusas ante mis ojos. Un agudo malestar constriñe ni vientre; creo que estoy enfermando por momentos.


Con gran esfuerzo consigo ponerme en pie -todos giran sus inexpresivos rostros hacia el novedoso estímulo- señalando la puerta con una mano mientras apoyo la otra sobre la mesa para no caer de bruces en el suelo. El profesor hace un indescriptible movimiento con su brazo sin interrumpir su discurso, que yo interpreto como la concesión del permiso para abandonar el aula, aunque de igual modo podría ser un recurso más de su repertorio gestual, tan histriónicamente explotado en la explicación de sus abstracciones.


Cierro la puerta a mi espalda y me dirijo hacia los servicios a paso ligero. Algo está bullendo, cambiando en mi interior, pero no siento ningún dolor. Comienza a escocerme el brazo derecho. Desabrocho la manga de mi camisa y, para mi sorpresa, compruebo que tengo el antebrazo despellejado, en carne viva; puedo ver el fino entramado de vasos sanguíneos que recorren mi extremidad descubierta, aunque sigo sin sentir el más mínimo dolor.


Un intenso olor a orín me golpea al entrar en la estancia de azulejos blancos. Antes de llegar a los lavabos una repentina arcada convulsiona mi cuerpo y vomito un espeso líquido negro. Caigo de rodillas al suelo con los brazos extendidos para evitar el terrible golpe y mi brazo derecho se rompe con un sonoro crujido. Al incorporarme veo mi brazo astillado flotando en el charco oscuro.


Tambaleándome intento volver hacia la clase. Una nueva arcada recorre mi tembloroso cuerpo. La masa de mis intestinos rasga la carne, rompiendo la camisa, irrumpiendo al exterior; en un acto reflejo, intento inútilmente mantenerla en su lugar con mi brazo izquierdo. No sé lo que está ocurriéndome, no siento nada.


Toda mi epidermis comienza a replegarse sobre sí misma como pergamino viejo y mi carne se cae a pedazos a cada paso. El maxilar inferior se desprende de mi cráneo y mi ojo derecho queda colgando del nervio óptico; lo arranco con un rápido tirón para no perder la estabilidad visual. El dolor físico es ahora sólo el recuerdo de una sensación inexistente.


Entre no pocos esfuerzos consigo abrir la puerta del aula. Durante una décima de segundo, mi único ojo percibe fugazmente todos los rostros de los alumnos, justo un instante anterior a su transformación en máscaras de puro terror. Intento hablar, pero me resulta imposible. Gritos inconcebibles inundan la clase cuando la percepción colectiva se hace real y efectiva. Muchos caen desvanecidos sobre sus mesas, otros quedan paralizados por el horror. Mi aspecto ha de ser espantoso, aunque lo cierto es que, mentalmente, sigo siendo yo.


Me arrastro lentamente hacia la tarima del profesor, que yace sobre ella con los ojos en blanco. Tras de mí escucho los aullidos dementes de los que consiguen escapar, cada vez más lejanos, reverberando por los amplios pasillos vacíos.


Mi cuerpo carece ya de los elementos y energía que lo sustentaban normalmente y caigo hacia delante, decapitándome con el borde de la mesa del profesor; mi cabeza queda encima, cerca de la ventana.


Soy sólo consciencia.

Soy materia insensible.


Puedo ver sobre las montañas del horizonte una bandada de pájaros alejándose. El cielo que todo lo cubre está hilvanado con nubes grises.


Mañana lloverá.

Red eye


Doble creer
Aquí me encuentro corriendo al viento, todo es real.
Semanas atrás pensé seriamente en mi locura pero ahora todo parece pegar un giro de comprensión.
Esto que veo, ahora, no es más que el verdadero “demonio”.
Claro, desde un principio estuve equivocado, pero ahora todo cierra; lo que veía no era más que mi reflejo.

Días anteriores a esto yo era, para así decirlo, normal. Aunque todo esto sonase extraño vivía bien; tenia un buen trabajo, buenas mujeres y el dinero que quisiese. Pero esto terminó cuando conocí a aquel hombre.
A este me lo encontré una noche veraniega en un bar de la ciudad de Buenos Aires.
Yo estaba sentado junto a la barra cuando de repente sentí que alguien tocaba mi hombro, alcé la vista y contemplé a un hombre de aproximadamente cuarenta años; llevaba puesto un sobretodo y el pelo algo enmarañado.
Su aspecto no me impresionó para nada, al contrario, me pareció algo de agrado.
Este se corrió el pelo y luego de mirar hacia ambos lados dijo:
¿Es usted…Eric Savinsqui?
Si, clarorespondí obviamente.
Buenas noches, mi nombre es… bueno digamos usted me va a llamar Sacio.
¿y que desea el señor Sacio? le dije irónico.
Mire usted, lo que le vengo a proponer es algo que seguramente usted no escuchó, o sea que con esto quiero decir que preste suma atención.
Algún día de estos usted recibirá un llamado, el mismo va a ser de mi agente, lo que usted tiene que hacer es…
¿Qué? ¿Está loco?, como va a pensar que yo voy a seguir sus instrucciones – Le dije.
Como decía, lo que usted tiene que hacer es esperar aquel día, yo ahora solo puedo responderle algunas preguntas, tres exactamente.
¿Cómo que solo tres?
Si, y le quedan solo dos.
Bueno… ¿Qué gano con todo esto?
lo que desees, todo lo que desees.
Y… ¿Qué sacrificio debo cumplir?
Ninguno, solo apoyar al clan status.
¿clan status?
se te acabaron las preguntas y se marchó.
Se marchó sin más explicación que esas dos míseras respuestas, ¿pueden creerlo? Se fue y nada más.
Luego de aquel encuentro con Sacio decidí marcharme a casa, pregunté al muchacho del bar por un taxi y me encaminé a la puerta.
Tuve suerte, el taxi llegó al instante, pero mis dudas acerca de aquel hombre no se fueron pasadas las semanas.
Recordé entonces que alguna vez había visto a aquel hombre. Si, era ese que había visto en una convención, la convención de las máscaras de la media noche.
Esta convención se realizaba una vez al año y en la misma se encontraban todo tipo de escritores dedicados al género fantástico, yo recuerdo haber ido ahí solo con curiosidad, pero aprendí diversas cosas y seguí asistiendo año tras año.
Entonces recuerdo haberme cruzado con aquel hombre, lo recuerdo bien porque llevaba el mismo sobretodo de aquella noche.
<< ¿Pero que habrá querido de mi? ¿A que se refería con el clan status?
Bueno, seguro lo sabré el día de mi llamado>> pensé una y otra vez.

Ese día no tardó en llegar, una mañana en la que me encontraba desayunando junto a una mujer que había conocido la noche anterior, sonó el teléfono del hotel donde me alojaba.
Atendí y oí la vos al otro lado del tubo, era una persona de aproximadamente cincuenta años, según estipulé en ese momento.
Esta persona delicadamente dijo:
Hoy a las cuatro de la tarde en el jardín del Sufragio.
¿en donde? pregunté apurado, y entonces colgó el teléfono.
Tomé la guía telefónica y empecé a buscar algún lugar con ese nombre.
Rato mas tarde lo encontré, era un hotel cercano a Caballito, el mismo me quedaba sólo a algunas cuadras del hotel donde me hallaba.

Llegué puntualmente, en la recepción pregunté donde se hallaba el jardín.
El encargado me dijo que sólo podían pasar huéspedes e invitados, yo le dije mi nombre y enseguida me dirigió hacia donde se encontraba sentado un hombre que parecía tener mi edad.
Estaba recostado sobre una posadera de metal, yo caminé titubeando y antes de llegar éste se dirigió hacia mí.
Pensé que no vendrías.
¿Y por que pensaría usted algo así de mi? dije poco convencido.
Porque dudaste cuando te di la orden.
¿Qué orden? Yo solo vengo a escuchar su propuesta.
Por supuesto, la propuesta que tengo para hacer es digamos un cambio.
¿que clase de cambio?
un simple cambio, usted nos da toda su confianza y nosotros lo que usted busque.
Pensará que es muy simple pero para demostrarnos su confianza deberá realizar una prueba.
¿Y que clase de prueba?dije dudoso
El se acomodó nuevamente en su posadera y dijo:
Su prueba va a ser entregarnos su alma.
¿Mi alma?, ¿y como quiere que haga eso?
usted no debe hacer nadame dijo.
sólo debe pronunciar algunas palabras y el resto nos corresponde a nosotros.
¿Quiénes nosotros?
Al clan status, claro.
Quedé pensando un instante y decidí aceptar su proposición, yo igual no creía en nada de aquello de las almas y esas cosas.
Bueno, digamos que acepto ¿Cuándo tendría los beneficios?
Desde el momento en que acepte.
Bueno, entonces acepto dije sin saber a que me arriesgaba.
Luego de pronunciar unas cuantas palabras que me indicaron todo parecía normal. Y un rato más tarde llegó quien había dicho llamarse Sacio.
buenas tardes, aliado. dijo entonces.
buenas tardes. dije sin consultar nada.
Ha tenido mucho valor al aceptar, ya que a muchos de los que les proponemos esto salen corriendo inmediatamente.
Si, pero me gustaría saber algo mas acerca del clan status.
El clan status no es mas que una mentira que se me ocurrió cuando lo vi, en realidad mi nombre es Nosferatus, señor de las tinieblas, dueño del infierno y la maldad. En ese preciso instante su rostro empezó a tornarse diferente, como el de un monstruo diría yo, su cara de persona normal cambio totalmente para revelar a la criatura mas asquerosa que vi en mi vida. Al instante caminé algunos pasos hacia atrás, pero era tarde, no podía huir, el se encontraba frente a mi con sus ojos clavados en los míos.
¿Le sorprende, no es así?
Mi boca tembló junto a mis manos y entonces dije:
Esto no puede ser real debe ser mas que un sueño.
Para tu desgracia es todo lo contrario, no es más que la cruda realidad.
Yo soy el demonio, tu el hombre y me alimento de la vitalidad de tu alma.
¿y mis beneficios?
Los tendrás, solo pide lo que deseas y te lo concederé. Tienes solo dos peticiones para hacerme.
Pensé un instante, tenía todo a mi alcance, pero las posibilidades eran muchas y tendría que elegir correctamente.
Me decidí entonces por pedir dinero y mujeres.
Entonces eso tendrás. Y se retiró instantáneamente.

Pasados los dos primeros días no noté diferencia en mi vida, todo seguía siendo normal, pero al tercer día, cuando me dirigía a comprar algunas cosas encontré en mi bolsillo una pequeña boleta de lotería.
La boleta era del día anterior así que decidí ir a la agencia para ver si tendría algún premio.
La chica que me atendió quedó estupefacta al ver la boleta. Si, la boleta era la ganadora.
Ha ganado más de cinco millones de pesos, dijo ocultando su emoción.
Si, ¿Cómo hago para retirar el premio?
Usted vaya tranquilo, la organización de lotería lo llamará, déjeme su número para que podamos comunicarnos con usted.

Como era de imaginar la noticia corrió rápidamente y antes de darme cuenta mi casa estaba rodeada de noticieros.
¿Qué se siente haber ganado tanto dinero?, preguntó uno.
¿Qué piensa hacer con lo que ganó? decía otro.
Las preguntas caían sobre mi cabeza, mientras yo sólo quería descansar.
Había sido una semana muy dura, primero lo de Nosferatus, luego esto.
Todo encajaba, mi primer deseo se estaba cumpliendo al pie de la letra.
Y claro, nada me extrañaba, lo que había presenciado tres días atrás alcanzaba para creer todo lo que me dijesen.

Al día siguiente todo parecía estar nuevamente en su lugar, pero al salir a la calle nuevamente me asechaban los medios. Yo no quería hablar, ¿Qué podía decir?, gané la lotería y estoy feliz, que estupidez.
Evadí todas las miradas posibles y decidí marcharme a alguna provincia tranquila, con respecto a los medios.
Así fue, un día mas tarde estaba en Entre Ríos en una ciudad llamada Paraná, allí pase varios días disfrutando del dinero, estando hasta con tres mujeres en mi cama y sin preocupaciones.
Las cosas parecían encaminadas, pero a una semana de haber llegado a Paraná me empecé a sentir mal físicamente.
Entonces decidí ir al médico, el me hizo unos estudios que pase a recoger a los dos días.
Como sospeché en algún momento el diagnostico fue VIH positivo. Si, estaba muy enfermo y no tenía cura.
Me sentí desesperado y comencé a buscar por todos lados al tal Nosferatus.
Pedí y grité a los siete vientos, entonces apareció en mi habitación.
Le dije mi petición, tenía que acordarse de que aun me quedaba una.
Pues no cumplió, sólo me dijo que tenía lo que merecía, que una persona que vende su alma no tiene derecho a vivir.
Enfurecido empecé a soltar gritos de odio, pero el sólo se desvaneció.
Quedé de rodillas en mi habitación, llorando y pidiendo perdón a Dios.
Mi cabeza comenzó a trabajar e ideas locas comenzaron a surgir.
< Eso es lo que haré: contagiaré, por lo menos a una persona. >>
Empecé a enloquecerme con esta idea, tomé una aguja y me encamine a una plaza cercana al hotel.
Allí vi a una pareja sentada, estaban tomados de la mano y parecían tener unos dieciséis años.
Me les acerqué y les pedí fuego, la chica me lo dio cortésmente y en ese preciso instante pinché mi brazo con la aguja y luego a la chica.
La reacción de la misma fue inmediata y el chico sólo me pegó.
Caí desmallado en el pasto y un rato mas tarde desperté en la comisaría.

Me encontraba en mi celda, rodeado de policías y en ese instante comencé a reflexionar. Lo que había hecho no era más que una locura.
Pasaron días y me hallaba frente a una corte, yo muy ingenuo conté todo detalladamente.
Claro, el juez se rió en mis propias narices, era ilógico defenderme contando mi experiencia con Nosferatus.
Me llevaron con un psiquiatra, y el me dijo:
ya deja de creer eso que estas diciendo, tu nunca saliste de Paraná, nunca ganaste la lotería, nunca viste nada fuera de lo común.
Todo lo creaste con tu mente.
En ese instante mi cabeza empezó rebobinar como una película, el doctor tenia razón, nada había pasado.
Sólo había tenido un ataque de locura y amnesia.
Por esto me veo obligado a escribirles esto, a demostrarles lo que puede causar el doble creer.
Ya que el único demonio al cual había mirado de frente había sido mi propio reflejo.

Jorge. E. Hurtado

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